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Muchas veces nuestra vida carece de modelos de éxito a los cuales podamos imitar y de los cuales podamos aprender, la mayoría de personas son normales. Personalmente leo mucho, me gusta leer toda clase de textos, artículos que me parecen interesantes, libros, etc. Algo muy curioso que noto con este ejercicio es que esos libros muchas veces se convierten en una especie de amigo que te aconseja como debes actuar si en realidad quieres obtener lo que deseas.
Quiero compartir un fragmento de un libro que me ha parecido genial, muy recomendado para aquellas personas que les interese el tema de la seducción en un plano más profundo y de lectura obligada para aquellos más ambiciosos que aspiran a ser grandes seductores.
El libro en cuestión se titula "El Arte de la Seducción" de el famoso historiador y psicólogo norte amaricano Robert Greene, que además tiene un repertorio de libros fantásticos. El Arte de la Seducción es en mi concepto una obra de arte, una joya que no puedes dejar pasar. Espero que te animes a leerlo.
El fragmento que quiero compartir habla de la personalidad seductora, y es que no quiero cambiar nada de lo que dice porque expresa de una manera suprema lo que es ser un seductor, ahí te va:
"Los seductores nunca se abstraen en sí mismos. Su mirada apunta afuera, no adentro. Cuando conocen a alguien, su primer paso es identificarse con esa persona, para ver el mundo a través de sus ojos. Son varias las razones de esto. Primero, el ensimismamiento es señal de inseguridad, es antiseductor. Todos tenemos inseguridades, pero los seductores consiguen ignorarlas, pues su terapia al dudar de sí mismos consiste en embelesarse con el mundo. Esto les concede un espíritu animado: queremos estar con ellos.
Segundo, identificarse con otro, imaginar qué se siente ser él, ayuda al seductor a recabar valiosa información, a saber qué hace vibrar a esa persona, qué la hará no poder pensar claramente y caer en la trampa. Armado con esta información, puede prestar una atención concentrada e individualizada, algo raro en un mundo en el que la mayoría de la gente sólo nos ve desde atrás de la pantalla de sus prejuicios. Identificarse con los objetivos es el primer paso táctico importante en la guerra de penetración. Los seductores se conciben como fuente de placer, como abejas que toman polen de unas flores para llevarlo a otras. De niños nos dedicamos principalmente al juego y al placer. Los adultos suelen sentir que se les ha echado de ese paraíso, que están sobrecargados de responsabilidades. El seductor sabe que la gente espera placer, pues nunca obtiene suficiente de sus amigos y amantes, y no puede obtenerlo de sí misma. No puede resistirse a una persona que entra en su vida ofreciendo aventura y romance. Placer es sentirse llevado más allá de los límites propios, ser arrollado: por otra persona, por una experiencia. La gente clama para que la arrollen, por liberarse de su obstinación usual. A veces, su resistencia contra nosotros es una manera de decir: "Sedúceme, por favor". Los seductores saben que la posibilidad del placer hará que una persona los siga, y que experimentarlo la hará abrirse, vulnerable al contacto. Así mismo, se preparan para ser sensibles al placer, pues saben que sentir placer les facilitará enormemente contagiar a quienes los rodean.
LA PERSONALIDAD SEDUCTORA.
Todos poseemos fuerza de atracción, la capacidad para cautivar a la gente y tenerla a nuestra merced. Pero no todos estamos conscientes de este potencial interior, e imaginamos la atracción como un rasgo casi místico con el que nacen unos cuantos selectos y que el resto jamás poseeremos. Sin embargo, lo único que tenemos que hacer para explotar ese potencial es saber qué apasiona naturalmente, en el carácter de una persona, a la gente y desarrollar esas cualidades latentes en nosotros.
Los casos de seducción satisfactoria rara vez empiezan con una maniobra o plan estratégico obvios. Esto despertaría sospechas, sin duda. La seducción satisfactoria comienza por tu carácter, tu habilidad para irradiar una cualidad que atraiga a la gente y le provoque emociones que no puede controlar. Hipnotizadas por tu seductora personalidad, tus víctimas no advertirán tus manipulaciones posteriores. Engañarlas y seducirlas será entonces un juego de niños."
Definitavemente este libro hay que leerlo, puede parecer un poco maquiavelico pero más adelante te mostraré cómo explotar esas cualidades que ya tienes y que naturalmente te convierten en una persona atractiva, cómo utilizarlas para crear profunda recordación en las personas que te conocen. La idea es que te des cuenta de que en este momento posees rasgos que naturalmente atraen a las personas, solo es cuestión de saberlos utilizar. Este post es apenas un abre bocas de lo que se viene.
Hasta luego seductor, carpe diem!.
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